Monday, July 03, 2006

Harold


-Este es un cuento tomado del libro "Scary Stories" el cual tiene una interesante selección de la mejores historias de terror del folklore estadounidense-

Cuando el calor aumentaba en el Valle, Thomas y Alfred llevaban a sus vacas a las zonas mas frescas de la verde montaña para que pastaran. Por lo general se quedaban allá con las vacas por dos meses, y luego las traían de vuelta al valle. Era un trabajo fácil, pero aburrido. Todo el día estaba con las vacas, luego iba a su casa, comían, arreglaban el jardín y se dormían, todos los días se repetía la misma rutina.
Entonces un día Thomas tuvo una idea para cambiar esa tediosa rutina diaria: "Vamos a hacer un muñeco del tamaño de un hombre" dijo "Será divertido, y lo podremos poner en el jardín para que asuste a las aves".
"Debe parecerse a Harold" dijo Alfred. Harold era un granjero que los dos odiaban. Hicieron el muñeco con sacos llenos de paja. Le pusieron una nariz puntiaguda y unos ojos bien pequeños como los de Harold. Le pusieron cabello oscuro y el ceño fruncido. Claro, también le dieron el nombre de Harold.
Cada mañana en su camino a las pasturas, amarraban a Harold a un poste en el jardín para que asustara a las aves. Cada noche lo metían a la casa para que no se maltratara cuando lloviera. Cuando se sentían aburridos hablaban con el. Uno de ellos decía " ¿Que tal están las verduras hoy, Harold?" Entonces el otro respondía imitando una voz chistosa "Muy lentas".Y los dos se reían a carcajadas, menos Harold. .
Cuando había algún problema, se desquitaban con Harold. Lo maldecian, inculsive lo golpeaban o pateaban. Algunas veces tomaban la comida (de la cual ya estaban aburridos de comer) y la embarraban en el rostro del muñeco. "¿Como esta el estofado hoy, Harold?" preguntaban. "Bueno, más vale que te lo comas, o si no." Y los dos hombres se carcajeaban.
Una noche, después de que Thomas embarro la cara de Harold con comida, este gruño.
"¿Escuchaste eso?" Pregunto Alfred.
"Fue Harold," dijo Thomas. "Yo lo estaba viendo cuando paso. No puedo creerlo."
"¿Como pudo gruñir?" volvió preguntar Alfred. "Es solo un saco de paja. No es posible."
"Hay que quemarlo," dijo Thomas, "y con eso será suficiente."
"No hagamos nada," dijo Alfred. "No sabemos lo que esta pasando. Cuando vayamos por las vacas lo dejamos aquí. Por ahora, lo vigilaremos de cerca."
Así que dejaron a Harold sentado en una esquina de la casa. Pero ya no le hablaban o lo sacaban al jardin. De vez en cuando el muñeco gruñía, pero eso era todo. Días después decidieron que no había nada que temer. Quizás un ratón o algunos insectos se habían metido dentro de Harold y eran los que hacían los ruidos. Así que Thomas y Alfred continuaron con su rutina habitual. Cada mañana sacaban a Harold al jardín, y en las noches lo metían a la casa. Cuando estaban aburridos, bromeaban con el. Cuando estaban enojados, se desquitaban con el.
Entonces una noche Alfred noto algo que dio escalofríos en la espalda."Harold esta creciendo", dijo.
"Estaba pensando lo mismo." dijo Thomas.
"Quizás es nuestra imaginación," respondió Alfred. "Hemos estado demasiado tiempo en la montaña."
En la mañana siguiente, mientras comían, Harold se levantó y caminó fuera de la casa. Se trepó al tejado y troto de vuelta e ida, como si estuviera montando a caballo. Todo el día y toda la noche troto de esa manera. En la mañana siguiente Harold bajo del tejado y se quedo parado en el rincón mas alejado de la pastura. Los hombres no tenían idea de que haría a continuación. Tenían mucho miedo.
Decidieron que mejor llevarían a las vacas al valle ese mismo día. Cuando se fueron, Harold no estaba a la vista. Sintieron que habían escapado de un gran peligro y comenzaron a bromear y cantar. Pero tras haber caminado una milla o dos, se dieron cuenta de que se les habían olvidado sus utensilios para ordeñar las vacas. Ninguno de los dos quiera regresar, pero los utensilios eras muy difíciles de reemplazar. "No hay nada de que tener miedo," se dijeron uno a otro. "Después de todo, ¿que nos podría hacer un muñeco de paja?"
Usando el juego de la paja más chica decidió quien iba a ir. Le toco a Thomas. "Te alcanzo en un rato,"dijo, y Alfred camino hacia el valle.
Cuando Alfred llego a la cima de una colina, miro hacia donde había ido Thomas. No lo vio en ningún lado. Pero si vio a Harold. El muñeco estaba en el tejado otra vez. Mientras Alfred observaba, Harold se arrodillo y saco una piel humana llena de sangre para que se secara al sol....

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